Formación: ¿la mejora de las cualificaciones es una necesidad o una opción?
La educación superior ha sido y sigue siendo la base para adquirir competencias y, en general, la vía de acceso a varias profesiones altamente cualificadas. Esto no es diferente cuando hablamos de sanidad. De hecho, en este ámbito, la educación asume un papel muy importante, ya que el plan de estudios de los programas educativos se centra en una amplia gama de conocimientos que permiten a los estudiantes desarrollar herramientas y estar preparados para convertirse en excelentes profesionales a través de prácticas reconocidas y directrices internacionales.
Pero el verdadero reto llega cuando hay que poner en práctica todo lo aprendido enfrentándose a la realidad del día a día.
En oncología, las últimas décadas nos han permitido mejorar enormemente los resultados de los tratamientos oncológicos en gran medida por la evolución tecnológica y la investigación científica que se ha desarrollado… nuevos tipos de equipos, nuevos fármacos, nuevas técnicas, nuevos enfoques y protocolos pero con ello, por supuesto, también llegan nuevos retos. Esto requiere una actualización constante para que podamos estar al tanto del estado de la técnica y liderar las prácticas en lugar de perder la oportunidad de proporcionar la mejor atención a nuestros pacientes. Esta actualización también ha sido exigida, en varios países, para mantener la certificación profesional tratando de garantizar el desarrollo profesional continuo de los profesionales sanitarios.
Hoy en día, los equipos dedicados al tratamiento del cáncer son multidisciplinares y los profesionales asumen distintas funciones para las que necesitan competencias adicionales y para las que probablemente no hayan recibido ningún tipo de formación. La experiencia clínica y la veteranía son los cimientos más sólidos de cualquier equipo y contribuyen de forma muy importante al aprendizaje en el trabajo, pero no sustituyen a la formación y al upskilling sobre todo porque estos profesionales también tienen la responsabilidad y la difícil tarea de formar a los miembros más jóvenes.
Otro punto desde el que es pertinente abordar la mejora de las competencias es la gestión de riesgos en el entorno clínico. Con las crecientes exigencias en diversos ámbitos, como el cumplimiento de la legislación, la seguridad de los pacientes, los datos de los pacientes o la falta/alta rotación de los recursos humanos, la mejora de las cualificaciones es una herramienta crucial, ya que permite no sólo adquirir nuevas competencias y consolidar las existentes, sino también desarrollar una conciencia crítica de las realidades y los procesos. Este mayor conocimiento permite identificar riesgos y oportunidades y planificar actividades o diseñar flujos de trabajo de forma más eficiente y segura.
Existen varios tipos de formación y modelos de enseñanza/aprendizaje para promover la mejora de las competencias. Desde el e-learning a los cursos in situ, desde los métodos teóricos a los prácticos, a distancia o en paralelo. La clave está en identificar las prioridades y los objetivos que deben alcanzarse.
¿Queremos promover una oportunidad de aprendizaje sólo para alguien en concreto o para todo un equipo? ¿Necesitamos paquetes de formación a medida para satisfacer nuestras necesidades? ¿Qué tipo de competencias queremos trabajar? ¿Liderazgo, conocimientos clínicos, formación técnica, habilidades interpersonales? ¿Y los formadores? ¿Quién es el socio adecuado? ¿Queremos conocimientos académicos o experiencia clínica?
Realizar un diagnóstico correcto de las necesidades de formación es tan crucial como la propia formación y podría definir el éxito del proceso de mejora de las competencias.
Aunque la importancia de la formación es clara y reconocida, a menudo nos topamos con el mismo muro: el presupuesto, sobre todo en los tiempos que corren. También es obligación de los profesionales sanitarios, es decir, de aquellos que ocupan puestos de decisión, considerar la financiación de estas actividades, idealmente como parte de un Programa de Formación. Esto debería ser una prioridad en cualquier hospital, clínica o departamento. Pero, por favor, sean conscientes de que esto no nos exime de nuestra responsabilidad de trazar un camino individual de desarrollo profesional continuo si tenemos la oportunidad. Si estamos mejor preparados, esta contribución repercutirá de alguna manera en el equipo, ya que formamos parte de él. Recuerda… todos podemos aprender algo de nuestros colegas.
No hay una respuesta correcta o incorrecta a la pregunta inicial. Dependerá de si tiene que hacerlo para cumplir los requisitos legales o de si quiere o no invertir en su desarrollo profesional para ser mejor profesional sanitario. Lo que existe es la necesidad de reflexionar y actuar por parte de todos los agentes de la sanidad.
¿La mejora de las competencias es una necesidad o una opción? ¿Qué opina USTED?
Joana Lourenço
Directora de Formación y Educación Clínica