(No) te lo tomes como un hombre
Expresiones como “tómatelo como un hombre” o “sé un hombre” están (todavía) muy presentes en nuestra sociedad. Quizás sin darnos cuenta, al utilizar estas expresiones se está propagando un estereotipo que hace saber a la persona que lo escucha (sea hombre o no) que los sentimientos no tienen cabida, que significa callarse ante el dolor o el malestar, ya sea físico o emocional, o ser juzgado por ello.
En realidad, esto proviene de un concepto más amplio. ¿Qué significa ser un hombre? Sin duda, la sociedad tiene sus propias ideas que todos, de un modo u otro, podemos captar y entender. “Actuar como un hombre” se asocia a tolerar el dolor porque sí o incluso a buscar situaciones incómodas. Visto así, los hombres parecen esforzarse mucho por sofocar cualquier sentimiento desagradable, simplemente porque se espera de ellos que lo hagan. Los hombres de nuestra cultura reciben instrucciones poderosas y estereotipadas sobre el desempeño obligatorio de su masculinidad. Se espera que sean fuertes, distantes, insensibles emocionalmente y autosuficientes.
Así pues, conozcamos a un hombre imaginario criado bajo estos conceptos.
Tiene entre 50 y 60 años, y empieza a notar que tiene que levantarse más a menudo durante la noche para orinar. Aunque es un inconveniente, le quita importancia y sigue con su vida. A medida que pasa el tiempo, nota que no puede vaciar del todo la vejiga y que la visita al baño es cada vez más frecuente.
La idea de acudir a un médico empieza a crecer en su mente, pero ya ha oído hablar del espantoso tacto rectal: “¡Nadie me va a meter los dedos por el…!”. Los días se suceden, las molestias al orinar son cada vez mayores, y empieza a notar que hay sangre en la orina. “Esto puede significar que es cáncer…”. La angustia se instala y los fantasmas en torno a su desempeño sexual gritan dentro de su cabeza. Le siguen la culpa, la vergüenza y la tristeza, y el sentimiento de alienación de su propia vida no ha hecho más que empezar.
Al final llega la cita con el médico, los dedos van a donde tienen que ir y un montón de exámenes acaban revelando el diagnóstico. Cáncer de próstata. El suelo cae bajo sus pies pero, tal y como le dijeron, ¡tómatelo como un hombre! Y así lo hace. Sus familiares y amigos empiezan a preocuparse, pero él resta importancia a la situación y los aparta hasta que, al final, se siente solo.
Una persona alegre que bebe de vez en cuando con los amigos se convierte en una figura sombría siempre con una botella cerca. Está atrapado. Solo, avergonzado y deprimido. El alcohol hace mella y la ira aparece en estallidos de rabia, alejando aún más a todo el mundo. La vida no tiene remedio…
Se trata de una historia ficticia y, afortunadamente, no todos los hombres siguen este camino, pero este relato sirve para mostrar cómo “tomárselo como un hombre” puede “obligar” a alguien a no hablar de sus sentimientos y a exteriorizarlos de formas que a menudo son peligrosas para su salud. Los valores de esta “masculinidad tóxica” promulgan un efecto aún más insidioso: el de aislar a las personas de posibles fuentes de apoyo social. Si este hombre, que está deprimido, siente que debe actuar como un “macho” ocultando sus emociones, probablemente se negará a sí mismo la oportunidad de contar con un amigo, pareja o familiar que se preocupe por él. Lo mismo puede aplicarse a la adhesión al tratamiento. Los hombres que minimizan sus emociones y las exteriorizan pueden no ver la necesidad de tratarse o rechazar algunos de los tratamientos, ya que algunos de los efectos secundarios son sencillamente inaceptables: la cirugía de próstata y la disfunción eréctil, por ejemplo.
La iniciativa Movember trata de concienciar sobre los problemas específicos de la salud masculina en relación con la salud mental, el cáncer de próstata y de testículos, ya que todos ellos están relacionados con la forma en que la sociedad ve lo que significa ser un hombre. Es triste que la idea de ser fuerte se perciba como antagonista de ser vulnerable. Tal vez una mejor interpretación de lo que significa ser fuerte podría ser ser vulnerable.